No, año nuevo no “vida nueva”. Pero esto, ya lo sabes.
Diré, en honor a la verdad, que este texto lo empecé a escribir el 23 de diciembre. Primero se llamó feliz navidad y ha ido evolucionando hasta quedarme con este título porque para mi el año siempre empieza en febrero.
Ha sido así porque escribía cosas y pensaba que eran una tontería, iban subiendo algunos suscriptores sin haber yo enviado ni contado nada y pensaba que tenía un poco más de responsabilidad sobre lo que escribía que si lo hiciese solamente para mi y para mi amiga a la que le conté que había empezado esto. Pero luego me di cuenta de que entonces, si empezaba a medir tanto cada palabra y cada coma este substack no tendría ningún sentido, así que decidí terminar el post, lanzarlo y seguir en esta linea de cara a los siguientes.
Lo primero y más importante que quiero decirme hoy a mi misma y a quien quiera o necesite escucharlo es que ni las cosas van a cambiar porque sí de un día para otro ni tener propósitos de año nuevo (que comparto y pienso que suman y aportan) va a hacer que de repente tu cabecita se vea más liberada, más relajada o menos sobrepasada.
Tener propósitos empiecen por el motivo que empiecen es bueno, es el primer paso para cumplirlos pero está claro que el camino empieza mucho antes que un 1 de enero. Empieza, sencillamente, cuando sientas que tienes algo que empezar y sobre todo, es un trabajo de fondo con resultados normalmente a medio-largo plazo.
Por esto en parte mi año empieza en febrero, porque para mi enero es un mes de asentar, organizar y un poco sobrevivir. Me parece que son semanas que vuelan donde hay demasiadas cosas. Niños sin cole 10 dias, muchas emociones de reyes, organización profesional, etc etc. Yo sí tengo propósitos de año nuevo y sí que intento cumplirlos a lo largo del año, pero desde hace un par, tengo unas técnicas que te contaré el próximo día para hacer que sean más fáciles y llevaderos. No es magia ni hay milagros que valgan en esto pero sí hay pequeños tips que tengo comprobado que me funcionan.
Las navidades (si, se que hay quién ya piensa en verano sorry) son como una pequeña maratón de unos 15 días dentro de un Ironman de 365 (perdóname si no es una comparación muy minuciosa pero más o menos es como yo lo veo en mi cabeza) pero por alguna razón, o por muchas, es una maratón que deja ko a muchas y a muchos. Por esto me parece un poco abrumador pretender poner contador a cero después de unos días o semanas tan estresantes. Para mi por lo menos, porque llegas un poco exhausta y a veces pensando que ha pasado un año más tras el que las cosas “siguen igual”. ( Y la mayoría de las veces no es así, pero lo de tratarnos con cariño a nosotros mismos ya lo dejamos si eso para otro día).
Me gustaría intentar bajar un poco ese pensamiento a la tierra porque las cosas no siempre son tan tremendistas como muchas veces las pintamos.
Las mejoras que buscamos en nosotros mismos las hacemos, o deberíamos hacerlas, pensando siempre a medio-largo plazo. No es que nos preparemos para cerrar el año tachando un montón de objetivos de una lista corta o larga, sino que tengamos claro que cosas de nuestra vida y de nosotros mismos queremos o necesitamos cambiar, cuáles requieren que dediquemos algo más de nuestro tiempo, que contratiempos vitales han surgido y cómo nos enfrentamos a ellos con lo que aprendemos en el camino o cuáles no nos apetecen nada pero sabemos que son necesarios. Realmente nuestro día a día y nuestra realidad están llenos de pequeñas metas. Un estrés, I know.
Pero saber todo esto o creer que es así no quita que lleguen estos días y muchas veces nos entre una ansiedad enorme al pensar que no hemos conseguido cambiar nada. Aunque así sea o aunque no (pero no lo veamos).
Hay dos cosas muy discutibles en estas fechas que son, por supuesto, el debate sobre si propósitos si o propósitos no y el estrés que supone para muchas personas esa especie de cierre de año frente a los que defienden que realmente nada cambia. Yo creo que ambas opciones son un poco verdad. Nada cambia pero cuando has tenido un buen año quieres celebrarlo y cuando no ha sido así quieres que termine. ¿Tiene sentido? Para el que lo vive si. Pero al mismo tiempo creo firmemente en tener propósitos, metas y desarrollar un estilo de vida a medio y largo plazo, sin fechas ni luces de navidad de por medio.
Por último, me gustaría dejarme a mi misma por escrito por si algún día necesito recordárme que no pasa nada por ello, que estas navidades he desconectado de todo más de lo normal, de redes sociales, de whats up… de todo. He aceptado que las navidades a veces son agridulces y como he dicho antes estresantes sin intentar tapar ese sentimiento constantemente. Me gustan por supuesto por mi hija y la ilusión que para ella suponen estos días. Que se haya despedido de su reno Caramela hasta el año que viene y sea capaz de decirme “le voy a echar de menos” es tan tierno como maduro y me encanta. Las navidades para los niños son, probablemente, de esas cosas que recordarán cuando intenten hacer un esquema de lo que fue su infancia y estoy super comprometida con que así sea para mi hija, pero con la edad, las experiencias y el paso del tiempo pueden dejar de ser tan tan tan especiales y emocionantes y aceptarlo me ha dado mucha libertad, no sabes cuanta.
Y ahora que estas semanas han pasado, espero que tengas la calma que (a veces) llega después de la tormenta, que hayas conseguido dar con los regalos más especiales para tus personas más especiales, que hayas tenido tiempo para pensarlos y prepararlos.. Porque lo que importa no sé realmente si es el detalle, lo que importa diría más bien que es el tiempo invertido en dar con la tecla de lo que para la persona que queremos es especial. Porque le encanta pero no se gastaría el dinero en ello, porque perdió uno parecido y no encuentra sustituto, porque le encantan los planes y tienes el adecuado, porque necesita reírse mucho y sabes como hacerlo…Regalar es un arte y un auténtico trabajo si lo quieres hacer bien porque implica tiempo y ganas, dos ingredientes potentes para un periodo tan pequeñito.
Y si no ha sido así, no te agobies, puede ser algo que te propongas para el próximo año, o no, para su cumpleaños, o no, para el día en el que consigue el ascenso profesional, o no, y no pasa nada, porque lo que nos llena y a lo que damos valor no tiene que ser lo mismo para todos. No lo es de hecho.
Pd. Me he comprado una grabadora chiquitita para llevar conmigo y apuntar todas las cosas que me dan pié a escribir sobre ellas. No se si te pasa, pero al día me llegan millones de pensamientos que me hacen reflexionar sobre algo y estoy muy acostumbrada a dejarlos ahí, que se me olviden o no pasarlos a un papel. No quiero volverme loca pero hay cosas que realmente me apetece retener o frases de la niña que no quiero olvidar. Voy con ella en el bolso y me siento como un agente de la Cía recabando detalles y pistas de un caso, sacando la grabadora en cualquier momento esté donde esté. Mola. Es divertido.
Pd2. Con el tiempo iré mejorando algunos puntos de estos envíos. La organización, la estructura, la imagen, los pies de foto, las fotos… Me he lanzado y punto, era eso o nada y, anote usted en su cuaderno y aplíquelo a lo que sea que le venga bien: “ un poco es más que nada”.
Feliz sábado, feliz finde.A todos. Comed, reíd, disfrutad, pensad, reflexionad y si podéis, organizad la próxima semana. Menús, reuniones, días de gym, llamadas o quedadas de amigos. Merece la pena invertir un poco de tiempo en plantear los próximos días, palabrita.
A por ello!❤️